viernes, 19 de marzo de 2010

Suplicio


El ventilador ondea suavemente por encima de nuestras cabezas. Una noche eterna que parece no terminar. El calor asfixiante que nos aprisiona en la cama hasta llegar el amanecer.

Afuera resplandecen las luces de la noche, el sonido de una ambulancia irrumpe entre el sonido de millones de coches llevandose con ella la vida de la señora Miller. Un paro cardiaco segun anunciaban los que en una camilla bajaron su moribundo cuerpo hasta las entrañas de la sala de operaciones.

El palpitar de los corazones que alli se encontraban, apurandose por reanimarla, no conseguia avivar el ritmo del suyo. Finalmente, se detuvo, con la mirada perdida en el infinito y su rostro habia relajado sus musculos, liberando la tension y los miedos que tenia a la muerte.

Impasible enemiga ... que tardaba en aparecer.

Lentamente, una risa macabra iba emanando del cuerpo inerte, y se iba situando con aire espectral justo por encima de ella unas sombras que enmudecian las luces del quirofano, y con ellas, todas las del pasillo, mientras resonaba el eco entre las esquinas y recovecos que encontraba a su paso la voz fria y pueril de la señora Miller.

Algo capto mi atencion en ese momento, en un punto perdido de la ciudad que contemplaba inmerso en el vacio hueco de una ventana elevada muy por encima de todas las cabezas de los habitantes de la urbe. Mi acompañante se acerco con curiosidad, examino el mueble en el que me encontraba sentado y empezo a fumar. Entre el humo que despedia por sus labios se aventuro a preguntar cuanto tiempo me debia hallar ensimismado en aquella postura que habia mantenido durante horas. Hice caso omiso a la cuestion.

Realmente, mi percepcion del tiempo quedo atrofiada tiempo atras, cuando las tinieblas surgieron de mi alma, acorralada por el cuerpo gelido del vastago que compartio su suplicio conmigo. La estirpe me habia hecho parte de ella largos años atras, ahora todo lo que tenia que hacer era esperar la señal que me aguardaba en algun punto de ese mar de cemento, asfalto y hormigon que me ha ligado, por siempre, a los cimientos de la noche.

martes, 9 de marzo de 2010

Esperanza maldita


Ya no se ni que sentir. ¿Qué fue de mi? Tan solo vacio, frustracion y escozor en una herida que no cesa de sangrar.

Añoro el ayer, que quedo tan atras como una de esas paginas de los cuentos que te solia contar al amanecer para que vieras como un nuevo dia podia nacer.

Hice una promesa, y la cumplire, pues no hay mayor recompensa que verte aparecer una vez mas, entre todos los rostros de una vida, pues el tuyo es el que mas resplandece.

Tan solo un pobre ilusionado, que sueña con volver a ver su mano toparse con la tuya, mientras enmudecidas queden las palabras de felicidad.

Una sensacion que ansia ser reencontrada surcando el tiempo y el espacio para renacer en tu sonrisa que compensa todos los desgarros de las afiladas dagas que se cruzaron en el silencio de nuestra distancia. Aun cuando lejos nos encontremos, siempre creere en ti.

Sigue tu camino, me dijiste; pues mi camino es seguirte a ti. Ni obsesion ni entumecimiento, amor autentico. Sin temor, porque mi mayor deseo es tu dicha.

¿Que malo puede hacer quien, por quimera, solo anhela tu bien?