jueves, 22 de diciembre de 2011

Menta con chocolate



Ay amor, que no haría yo por ti. Por tenerte aquí otra vez. Quiero fundirme yo en ti.

Tu completas mi destino. El mundo que aguarda dentro de mi no espera sino despertar junto a ti, abrazados, lejos de las horas que nos vieron partir. Dejando a un lado el esbozo de una fantasia que nada tuviera que envidiar a tu belleza.

El dolor de tu ausencia me dejo caer en la miseria que me toco vivir. En un corazón encadenado por los sentimientos de un pasado que cuando llega, ojala muriese del impacto, pero se desangra hasta desfallecer en una agonia que es difícil de evocar.

Porque miento cuando digo que no estoy sufriendo.

Quise construir un futuro del que pudieras formar parte, alejando el ayer que siempre me hizo enmudecer. Las caricias se desvanecieron a la vez que de mi vida se perdieron.

Palabras para ti vacias que se hacen hueco y se propagan por la tela de mis pensamientos con la misma fuerza que te fueron pronunciadas hasta la saciedad. El olvido no ha borrado una sola promesa que me hiciste por mucho que la noche desapareciese entre tinieblas de la madrugada.

Y ahora caigo postrado ante el universo, desgastado hacia ningún lado, en espera del momento que te pudiera tener tus ojos cerca de los mios, atesorando cada beso como tantos otros, siempre tan valioso, tu y tu ser, implorando la eternidad con cada golpe que asestábamos mientras aun estábamos despiertos. Asfixiandome con tu aroma que se impregna como el aceite a mi piel.

Ayudame a respirar

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