jueves, 5 de junio de 2008

Un gato que contempla la Luna

Dedicado a Noelia, por y para petición explicita suya.

No tiene explicación por qué nos sentimos tan atraidos por el encanto de las noches de plenilunio. Miramos embobados esperando un signo, sabemos que es especial y nos gusta transmitirlo por medio de emociones y sensaciones que nos invaden como un amanecer pero en medio de la ocuridad.

Me gustaría que sintieras esto que escribo hoy, esa magia que tú me transmites, ahora baila, baila con el fervor del fuego de la pasión de un nuevo romance, la ilusión de la eternidad onírica, esa energía sin freno que fluye entre nosotros como si fuesemos la misma alma. Tal vez me pueda tomar muchas libertades contigo, mas aseguro no perjudicarte en ningun momento, en este momento de paz, brindemos a la Luz, busquemos en nuestro interior esa conexión que nos ha unido a tí y a mí por los brazos del sino de los tiempos. La tristeza que ansiabas tú, como muestra de mi fidelidad quedó en el pasado, ahora sólo cabe en mí la sensación de que te tengo a tí, como amiga, para el resto de nuestras posteriores vidas.

Eras tú la que conocí y no pude dejar en ningún momento, que nuestra amistad que aún perdura, se pierda. Nuestros pactos de unión se hablan en el Secreto del firmamento que me brindas a diario. No te vayas ... no me dejes, mírate a tí y dime qué ves. Verás a la hechicera que tiene a mi libertad presa bajo sus barrotes de fuego, acomodada en lo más profundo del calabozo de la siembra, pues ella es El Colgado que se deja, y mantiene el contacto con la divinidad.

A ti, cuyos ojos me irradian la esencia de una nueva presencia que ilumina mi camino, tuyo siempre atentisimo ... crepusculo del atardecer.

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