jueves, 14 de agosto de 2008

La Nota


Una melodiosa y acompasada voz recita uno a uno los canticos de placer que te recite a su vez una vez hacia ti, como una viola con deseos de ser la protagonista de una noche de tragedia.

Te has marchado, la pereza te ha manchado con su languidas manos sedosas con el perfume que te regale te despedias de mi con una carta que dejastes en la mesita de noche donde compartimos tantos momentos de union, pues te has marchado como una cobarde y sin decirme a la cara que no me amabas. Tu aroma sigue camuflando la tristeza de la habitacion que me contempla mientras me levanto y compruevo, efectivamente, que no estabas ahi. Mas tu olor seguia impregnando aquel lugar y comprove que el testamento de nuestro amor estaba doblado en un sobre.

Mientras apartaba el trozo de papel con tu caligrafia elegante deje escapar con tembloro pulso millones de lagrimas y clame tu nombre al cielo, el escozor que me dejo en la garganta no era nada comparado con mi corazon partido de un golpe que jamas se olvidara.

Y se que en la distancia te alejas dejando nuestro palacio que siempre fue nuestro refugio lejos del mundo, con el beso que nunca me llegastes a dar, la caricia que nunca recibi y el recuerdo de un hombre destrozado. Puedo visualizar a lo lejos como te giras y como sin pena ni gloria grabas esa imagen en tu cabeza, el recuerdo de nuestra historia que no tardaras en olvidar.

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